querían parar de andar, de caminar sin rumbo,
allí encontraron el calor tibio de los granos finos.
Tenían ganas de ser libres,
de no pedir permiso a cada paso,
de ser dueños de sus largas caminatas
sin que nadie le marcara el camino a recorrer.
Esa noche se pararon sin preguntar; sin tan siquiera plantearse
si al resto de aquel cuerpo le gustaría su elección.
Se refugio en la oscuridad de la noche, en el calor de la playa;
reflexiono sobre sus pasos.
Y al comenzar a caminar volvieron su mirada,
vieron que aquella noche especialmente bella
vieron que aquella noche especialmente bella
sus pasos no dejaban huella...
1 comentario:
Me gustó muchísimo el escrito, así como también el tratamiento que le has dado a la imagen... me encanta el azul...felicitaciones.
Mil gracias por tu visita y comentario
Un abrazo.
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